No son los días,
son las horas y los años
lo que resulta en ironías.
No son los tiempos,
es el tiempo que no tenemos,
no lo damos ni lo prestamos,
ni por el simple intercambio
del sexo consensuado…
… del sexo acostumbrado.
No son los corazones vivos,
sino los muertos,
los de antaño,
quienes nos mantienen unidos
No son los amantes cansados
sino dos corazones que supieron amarse y
lo olvidaron
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